RedMoon
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Reencuentro con el pasado...

RedMoon :: Ciudades :: Francia :: Paris

Ir abajo

Reencuentro con el pasado... Empty Reencuentro con el pasado...

Mensaje por Narwen Vie Sep 29, 2017 12:20 pm

La galería lucía concurrida los pasos de Moretti se detuvieron justo en el umbral, giró la vista a la derecha, sin duda se notaba que hacía poco habían remodelado, pero llamó la atención la escultura, una venus realizada en bronce con una maestría magistral, quien fuera el autor de semejante obra, bien merecía la pena conocerle, pensó. Sin embargo, eso no era lo que lo llevaba ese día a aquel lugar, buscaba a la dueña, pero no parecía estar a la vista, se acercó a una de las asesoras, eran inconfundibles pues vestían ese trajecillo azul, elegante pero discreto con la plaquita dorada del lado izquierdo con su nombre. Martha, decía la de esta, una chica menuda, alta de cabello crespo en color rojo y de piel trigueña, sus ojos marrones vivaces hacían que  la sonrisa pareciera enigmática. – Bon Nuit, mademoiselle…- la chica respondió el saludo – Non Nuit, Monsieur- Moretti prosiguió. - Je cherche mademoiselle Narwen. Je m'appelle Sebastián Moretti- Cuando escucho el nombre, la chica asintió y dando vuelta con un ademán le indicó el camino y lo condujo hacía el piso superior, la escaleras finas eran de cristal sostenidas con hilos tensores de acero, dejando ver como el agua se deslizaba y llegaba al piso inferior cayendo en una especie de cascada y abriéndose sobre un gran espejo de agua que formaba parte del piso, el cual en la parte del fondo estaba hecho de pequeñas piedras de colores entre azules y morados, dibujando un cisne coronado, todo era parte un conjunto armónico de plafones tipo peceras y muros blancos donde se exhibía la colección de cuadros antiguos y estatuas de bronce, algunas realizadas por la propia Narwen bajo su último seudónimo Sarcelle, además de otros artistas locales.

Fue subiendo y le parecía que desde arriba parecía como si tuviera una vista desde el cielo, sabía que las extravagancias de su anfitriona siempre eran deleitantes. Al llegar al piso superior los colores cambiaban, todo en un tono azul marino con lámparas dirigidas a cuadros abstractos. Los muebles en metal y piel clara hacían daban ese toque refinado, la puerta del fondo en madera de roble y metal se abrió. Sebastián subió al elevador, el mismo por dentro tenía la vista maravillosa de la cuidad, pues este tenía paredes transparentes, cuando se detuvo Martha se quedó de pie ahí haciendo con la mano que él debía continuar y así lo hizo. El lugar tenuemente iluminado daba esa sensación extraña de calidez y complicidad. En tonos beige y pisos de madera, grandes estatuas y cuadros antiguos, se escuchan el sonido de la música y la luz característica del fuego. Camino por el pasillo que hacían las obras y llego hasta una puerta entre abierta, la cual cruzó. Tras grandes ventanales de vidrios limpios se observaba maravillosamente la cuidad, ahí, frente a una chimenea circular había sillones, se podía observar la estela de humo que se desprendía de un cigarrillo sobre el cenicero de la mesilla de al lado. Una mano tomó la copa que se encontraba al derecho y mientras lo hacía exhaló. –Vamos, no pretenderás quedarte ahí, o ¿sí?- Sebastián avanzó y se encontró con Narwen sentada observando la cuidad, tenía la pierna derecha cruzada y haciendo levemente balancear su pie pendido. Ella lo miró y le indicó que tomara asiento del otro lado. –No te preocupes estamos solos, él acaba de irse hace unos instantes…- Fue lo que dijo. Sebastián se sentó a su lado y contempló la cuidad por un instante y regresó la vista a la chica. Ella siempre tenía un carácter liviano, jocoso, casi dulce, pero algo pasaba, se le notaba serena, pero más reservada y de aquel encanto sonriente, esta vez no había ni asomo. Le observó, recordó sus rasgos y parecían ser los mismos, pero tenía la sensación que había algo distinto, pero no se atrevió a preguntar. De inmediato llevó su mano a la bolsa interior izquierda del saco de la que extrajo un sobre y estirando la mano lo puso al alcance. Ella se detuvo a mirar el sobre por unos instantes y lo tomó. –Merci mon ami…- Exclamó serena y suavemente. Moretti habló por primera vez desde que llegó a su presencia. –Por el momento todo está asegurado. Tenemos la cooperación de algunos independientes por esos lares, pero aun así, no ha sido sencillo el trabajo, más está hecho.- Ella asintió. Descruzó la pierna y se levantó, Sebastián contemplaba ese caminar felino, suave, seguro, elegante y seductor cada que movía las cadera, el vestido ceñido que llevaba aunque no era cortó pues cubría justo 10 centímetros debajo de la rodilla, enmarcaba perfectamente esa silueta, si bien no era exuberante, si tenía esas curvas deleitantes que siempre agradecía poder admirar. Vio como abrió el ordenador y alzando la vista, preguntó: - ¿Efectivo o transferencia? ¿Cómo lo vas a querer?- Él la escuchó pero se le hacía tan raro no encontrar esa sonrisa angelical, no se notaba molesta, ni enojada, estaba serena, pero sería, pensó que tenía el semblante como esas estatuas de la exposición, impasible, pero inexpresiva, era tan extraño, era como si se encontrara dentro de una pintura surrealista.
Narwen
Narwen

Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 23/09/2017

Volver arriba Ir abajo

Reencuentro con el pasado... Empty Re: Reencuentro con el pasado...

Mensaje por Narwen Dom Oct 01, 2017 8:03 pm

El auto avanzaba por la calle a escasas dos horas antes de salir el sol. Finalmente se detuvo, el conductor un hombre alto, de unos 1.89 metros de altura, cabello oscuro y crespo, piel blanca, grandes ojos verdes, con la barba marcada pero muy bien delineada, abría la puerta para que descendiera su acompañante. Ella bajó y juntos caminaron hacia la puerta de la residencia, bajaron y entraron en aquel lugar. Ambos subieron la escalinata y entraron en una habitación. Ella caminó hasta el escritorio y se sentó de su bolso estrago aquellas fotografías y papeles, estos últimos los dejo a un lado y extendió las fotos. ¿Sería posible? Esa pregunta resonaba una y otra vez en su cabeza, pero ¿cómo? Lo había buscado y nunca en tanto tiempo había encontrado ni un rastro de él… pero ahí estaba, era él… o ¿acaso era una broma?

El hombre servía una copa casi a rebosar, la llevó y la puso delicadamente cerca de su mano. –Por favor, tome, bébala toda…- Dijo serenamente, pues más que una orden parecía una súplica. Ella volteó a verlo, asintió y tomó la copa. Realmente no tenía ganas, pero comprendía que era mejor a que sus reservas bajaran. Así que fue bebiendo lentamente. El sabor ferroso y esa dulzura que sentía mientras bajaba por su garganta fue perdiéndola en la calidez de un breve, muy breve instante, la terminó y tenía los ojos cerrados, dejo la copa sobre el mueble y sus dedos se posaron sobre sus labios, aún guardaban un diminuto soplo de calor… Cómo el de aquella noche. -¡NO!- dijo fuerte y firmemente. -¿No, qué mi señora?- Inquirió el hombre. –Nada Caleb, son sólo tratar de alejar los fantasmas que parecen querer devorarme…- suspiró y prosiguió. –Necesito que prepares todo para viajar en una semana, o, antes de ser necesario, pues tengo que estar lo antes posible en Nueva York…- Su voz no denotaba nada, ni angustia, ni presión, ni desespero, sólo era una orden más que su Ama le daba. Llevaba largo tiempo a su lado. Desde que estaba a su servicio había aprendido a preguntar en el momento adecuado y ese, definitivamente ese no lo era.

El sol estaba a escasos minutos de despuntar, por lo que la miro y señaló: -Yo me encargaré de todo, pero ahora es momento que repose, además de que debemos terminar con el ritual de cada semana.- Vaya que sí, Caleb era eficiente, se había olvidado por completo de qué día era, por lo que sólo pudo asentir. Después de eso, vio como él salía de la habitación, al poco tiempo regresó con dos chicas, de entre 29 y 32 años, iban impecablemente vestidas en trajes grises, cada uno tomo asiento en un sillón de dos plazas, Narwen caminó, no tenía ni las ganas ni el tiempo para demorarse, así que simplemente se sentó en el primer sillón, la chica estaba reclinada con la cabeza apoyada en el respaldo, la cara girada al lado opuesto de lugar dónde Nar se encontraba, así, acercó su boca y simplemente hundió los dientes…

Habían transcurrido escasos 15 minutos, las chicas salían de la habitación caminando animadamente y con cierta sonrisa, mientras tanto adentro, Narwen estaba nuevamente en su silla junto al escritorio, Caleb limpiaba su propia boca de los rastros de aquel color escarlata, el brazo derecho de ella estaba tendido aún, la herida aún sangraba y gota a gota caía en una especie de jarra de cristal, cuando se completó la marca, Caleb colocó el brazo sobre un pequeño almohadón y retiro lo demás, cerró aquel contenedor y salió. Por primera vez en tanto tiempo se sentía cansada, completamente cansada, giró la vista, empezaba a sentir el peso del momento, era hora de retirarse, pero aquellos tonos del cielo se veían hermosos, tan perfectos, tan únicos, su mirada se centraba en contemplar lo que aquella ventana lejana le mostraba. Mientras su mente se quedaba ahí capturada, unos pasos se apresuraron, la placa que aseguraba las ventanas de la casa comenzaron a caer. Fue así que salió de su trance. –Mi señora, cierre su herida y es hora que  la conduzca a sus aposentos.- Tan absorta estaba que había olvidado llamar aquella fuerza de su ser para que la herida sanara, ahora lo hizo, luego, se levantó y salió del despacho, sus pasos avanzaron hasta el final del pasillo, luego una serie de números digitados a una velocidad no humana fueron puestos, una puerta se abrió, Narwen entró, no sin antes dejar instrucciones a Caleb. Luego de esto, la puerta se cerró dejándola a ella en la completa oscuridad…
Narwen
Narwen

Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 23/09/2017

Volver arriba Ir abajo

Volver arriba


RedMoon :: Ciudades :: Francia :: Paris

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.